Fútbol
Momentos memorables: humilló al Real Madrid, la afición del Ballet Blanco le aplaudió
No es frecuente que un jugador visitante sea ovacionado por la afición local, y menos aún en un derbi, y mucho menos en el famoso El Clásico. Pero eso es exactamente lo que consiguió el mago Ronaldinho en otoño de 2005, cuando destrozó la defensa del Real Madrid y marcó dos goles.
No es frecuente que un jugador visitante sea ovacionado por la afición local, y menos aún en un derbi, y mucho menos en el famoso El Clásico. Pero eso es exactamente lo que consiguió el mago Ronaldinho en otoño de 2005, cuando destrozó la defensa del Real Madrid y marcó dos goles.
Se habían disputado once jornadas de la liga española 2005/06 y el Real Madrid, segundo, estaba a sólo un punto del Barcelona, primero. El calendario de la competición estaba servido en la duodécima jornada con el legendario El Clásico sobre el césped del Santiago Bernabéu.
Viendo las plantillas, el Ballet Blanco parecía llevar ventaja. Raúl, Zidane, Beckham, los brasileños Ronaldo, Robinho y Roberto Carlos vestían entonces su camiseta, e Iker Casillas reinaba supremo bajo los palos. Un impresionante cúmulo de talento y habilidad futbolística. Puyol, Xavi, Deco, Eto’o, Larsson, Ronaldinho, el joven Messi se movía y Víctor Valdés guardaba la portería.
El choque contra el Barça se convertiría en una pesadilla para Sergio Ramos, centrocampista de 20 años llegado en verano procedente del Sevilla. Fue él quien se encontró cara a cara con el astro brasileño con el número diez a la espalda, actuando en la banda izquierda.
Desde el pitido inicial, quedó claro quién tenía el control del juego y, al cuarto de hora, Samuel Eto’o abrió el marcador tras una asistencia del recién entrado en años Messi. Prueba del dominio catalán fue la incapacidad de los locales para registrar al menos un disparo a puerta en la primera parte.
No es que el chic de coleta no se dejara ver en el minuto 45, pero la segunda parte fue puro show de Ronaldinho. Justo antes de que se cumpliera el minuto 60, cogió el balón en la banda izquierda, dejó de rodillas a Ramos con un sencillo balón a su izquierda, realizó un despeje igual de fácil de Helguera en la cal y batió a un Casillas que corría impotente con un disparo al primer palo.
Ya después de ese gol, los defensas de la Real recibieron una reprimenda de su portero por su falta de concentración, aunque no fue nada comparado con las palabras picantes que Iker les dedicó menos de veinte minutos después.
En el minuto 78, el joven Ramos volvió a sentarse sobre su palo, dejó pasar a R10 por la izquierda y vio con tristeza cómo envolvía el balón por el segundo palo, lejos del alcance del impotente Casillas.
Pero no fue sólo la magnífica actuación de Ronaldinho lo que hizo de este partido una ocasión memorable. Tras el segundo disparo del brasileño, ocurrió algo sin precedentes, único.
Mientras Casillas reprendía a sus compañeros y Ronaldinho lo celebraba, uno a uno los aficionados locales del Real Madrid empezaron a levantarse de sus asientos en el estadio Santiago Bernabéu, con todas las localidades agotadas, para aplaudir de pie. Una absoluta rareza, sobre todo en El Clásico, que a menudo tiene sabor a odio. En definitiva, los seguidores del Ballet Blanco vieron que el de Porto Alegre era imparable aquel día.
El partido acabó con victoria de los catalanes por 3-0, y gracias a ella celebraron por fin el título de liga 2005/06 en el Camp Nou. Desde entonces, sólo Andrés Iniesta ha recibido un honor similar en suelo del Real Madrid en 2016.
Fuente: Bleacherreport, Transfermarkt