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La historia de Roberto Mancini: El prodigio que, con su mejor amigo, lideró una revolución en el fútbol italiano (2ª parte)
«ITALIA, ESTO ES APOCALIPSIS», rezaba el titular del diario deportivo más famoso de Italia, La Gazzetta dello Sport, la mañana después de que los tetracampeones del mundo no se clasificaran para el Mundial de 2018.
«ITALIA, ESTO ES APOCALIPSIS», rezaba el titular del diario deportivo más conocido de Italia, La Gazzetta dello Sport, la mañana después de que los tetracampeones del mundo no se clasificaran para el Mundial 2018, la primera vez en 60 años que no se habían preparado para el mayor evento deportivo del mundo. » Quien venga tendrá que desenterrarse de los escombros y trabajar para la Eurocopa 2020″, decía el artículo. Nadie podía predecir que la reconstrucción desde los escombros sería tan buena y tan rápida.
Roberto Mancini es el artífice de esta revolución. El hombre que personifica el fútbol italiano. Para bien o para mal. Inteligente, apasionado, emocional, conflictivo, táctico, técnico, alegre pero, a diferencia de Catenaccio, siempre guapo. Pero pocos saben que contó con la ayuda de su gran amigo Gianluca Vialli.
Mancini entrenador
Mancini se convirtió en entrenador de fútbol el 26 de febrero de 2001. Un mes antes había fichado por el Leicester City en calidad de cedido, pero la oportunidad de hacerse cargo del Fiorentina le permitió anunciar el final de su carrera como jugador en activo. El club del que se hizo cargo estaba en una situación desesperada.
El Fiorentina estaba plagado de problemas financieros. Mancini se enfureció cuando le vendieron a jugadores clave como Rui Costa y Francesco Toldo. Por aquel entonces, el propio Mancini, de 37 años, hacía apariciones esporádicas y algunos meses no cobraba. A pesar de ello, consiguió ganar la Coppa Italia con el Fiorentina en 2001. Pero se marchó tras sólo diez meses en el cargo, cuando su club estaba en zona de descenso de la Serie A.
En 2002, Mancini fue nombrado entrenador del Lazio, donde volvió a enfrentarse a limitaciones económicas y tuvo que vender a jugadores clave como Hernán Crespo y Alessandro Nesta. Los jugadores se vieron obligados a aceptar un recorte salarial del 80%, pese a lo cual el club terminó cuarto en la Serie A. Además, alcanzó las semifinales de la Copa de la UEFA. En 2004, los pupilos de Mancini ganaron la Coppa Italia.
El éxito del debilitado equipo supuso una fuerte tentación por parte del Inter de Milán. Mancini fichó por los nerazzurri en 2004 y consiguió ganar otra Coppa Italia en su temporada de debut. Fue el primer trofeo para el Inter desde 1989.
Con Mancini, el Inter se convirtió en la fuerza dominante del fútbol italiano (hay que decir que también gracias al escándalo Calciopoli -el Juventus descendió y al AC Milan le restaron puntos-). El Inter ganó siete trofeos durante este periodo. Mancini fue su entrenador más laureado en 30 años, con 17 victorias consecutivas, todo un récord en la Serie A. Pero cuando cayeron ante el Liverpool en la Liga de Campeones de la temporada 2007-08, un enfadado Mancini dimitió.
Al día siguiente, un impulsivo Mancini dio marcha atrás en su decisión. Sin embargo, el Inter lo destituyó apenas dos meses después. Al parecer, se temía que volviera a ocurrir algo similar.
Tras una pausa de un año, Mancini fichó por el Manchester City, un club con grandes perspectivas, pero que aún no estaba entre los mejores de Inglaterra. En su primera temporada en Manchester, llevó al club a garantizarse la Liga de Campeones. Además, ganó la Copa de Inglaterra, el primer gran trofeo para el club en 35 años.
Fue entonces cuando el City empezó a hacerse más fuerte. Estrellas como Sergio Agüero, David Silva, Yaya Touré y Carlos Tévez se unieron al equipo. Nada les impedía conquistar el primer título de liga del Manchester City en 44 años.
Sin embargo, exactamente un año y un día después, se suspendió. Mancini escribió entonces una larga carta de agradecimiento a los aficionados. Los aficionados hicieron lo mismo, e incluso La Gazzetta dello Sport publicó su carta en italiano. Eso demuestra la fuerte relación que mantenía con ellos.
Se marchó al Galatasaray, donde ganó la Copa de Turquía. Después, al Zenit de San Petersburgo. Parecía que estaba en declive. Pero entonces dio el salto a Italia y ¡el resto es historia!
Fuente: OPTUS SPORT