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Fútbol

Una ventana al pasado: la Emperatriz vivió el derbi en sus dos caras, en el campo y en el banquillo

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Durante más de veinte años reforzó la defensa del Slavia Praga Exico, el mejor equipo femenino checoslovaco de la segunda mitad del siglo pasado. Ahora, desde hace veinte años, entrena a sus sucesoras en el Sparta de Praga. Eva Hanikaová vivió el famoso derbi praguense de dos rivales irreconciliables en ambos bandos. En el campo de rojo y blanco, en el banquillo de rojo.

El derbi es una fiesta, el mayor acontecimiento del fútbol nacional. Pero en el fútbol masculino. ¿Es lo mismo para las mujeres? La emperatriz Eva Haniak confirma en su biografía que sí. Fue taponadora del Slavia, que dominó la escena checoslovaca con un dominio feroz e implacable. Pero el derbi sonaba.

Naturalmente, en el libro se les presta una atención considerable.

«Contra otros equipos, todo giraba en torno a cuántos goles les marcábamos», declara el delantero eslavo Věra Dlouhá. » Pero los partidos contra el Sparta eran a menudo cuestión de un tiro certero», señala sobre los tensos duelos.

El Sparta, es decir, su selección femenina, no era rival para su rival tradicional a finales de los años sesenta. » Pero la rivalidad siempre estuvo ahí», señala Haniaková. « En los alumnos, en la juventud, y por tanto también en nuestro país», lo traduce en un ambiente de segundo género.

«Había peleas duras, pero no éramos enemigas. Al fin yal cabo, coincidíamos en la selección», no traslada la animadversión fuera del campo.

Y también despertó la debida atención de los aficionados. Incluso en el fútbol femenino.

Todos los derbis atraen espectadores, los aficionados los ansían. «A menudo nos ponían en el estadio principal de Eden, sobre el césped, lo mismo en Letná. Allí también corríamos ante gradas llenas», recuerda la capitana eslava. Sin embargo, no recuerda gritos, insultos ni siquiera obscenidades. « Los espectadores fueron educados con nosotras», subraya.

No sólo en Esparta, en el viejo Edén, la tribuna de madera que recuerda los triunfos de la primera república estaba ocupada por aficionados muy exigentes llamados ranas. « Juez fuera, juez fuera», era su cántico tradicional.

Al menor error o vacilación, los jugadores del equipo A eran tachados de villanos. «Fueron muy amables con nosotras, nos esperaron y estuvieron encantadas de hablar de todo. Pero probablemente se debía a que el fútbol femenino era más una atracción que un tema de disputa en el club», admite.

¿Cuál es el derbi que más recuerda? » Ninguno me salta a la vista», buscavanamente en su memoria. « Supongo que también porque seguíamos ganando, conquistando títulos, el Sparta no era mucha competencia para nosotros», cree.

La verdadera rivalidad sólo se hizo realidad cuando se trasladó al Sparta como entrenadora, tras veintiún años con la camiseta del Sešiovan y un compromiso en el extranjero, en Austria. » Pero como jugadora superamos claramente al Spar ta», repite.

El lector encontrará estas y otras historias en el libro Císařovna fotbalu Eva Haniaková, publicado por Epocha.

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