Europa League
Puskás Arena en Budapest o Cómo vivir en la «pre-Vovidá» Hungría
La República Checa se enfrentó a Holanda en semifinales en la cercana Budapest, adonde se dirigieron, como yo, miles de aficionados checos. ¿Cómo es la vida en Hungría, dónde se ve antes del covid?
La República Checa se enfrentó a Holanda en semifinales en la cercana Budapest, adonde se dirigieron, como yo, miles de aficionados checos. ¿Cómo es la vida en Hungría antes del covid?
La buena noticia para todos los aficionados checos fue la apertura de la frontera húngara, por lo que los conductores pudieron pasar sin problemas. En nuestro hotel, en el centro de Budapest, nos recibió una época anterior a los cóvidas. Sin velos, sin espacios, como si el covid no existiera en Hungría.
Miles de aficionados en la ciudad, sobre todo holandeses, ya que muchos checos llegaron a última hora. Al entrar en la fanzone, el servicio de seguridad te toma la temperatura y te registra, no tienes que pasar ningún otro control.
La fanzone previa al estadio estaba muy animada. Casi cabeza con cabeza, abrumadoramente naranja. De 11:00 a 15:00, los Oranjes tuvieron su propio DJ.
Cuando terminó la fiesta, los holandeses recibieron una bandera al salir de la fanzone y empezaron a desguazar frente al parque de la ciudad de Városliget, donde está construida la fanzone. Desde allí, los Oranjes marcharon hasta el Puskás Arena.
Antes de entrar en el estadio, tienes que ir a por un cinturón covírico, que te dan si muestras un test de PCR negativo y tu DNI. Y a partir de ese momento, te olvidarás de que el covid existe otra vez.
La gente empezó a entrar a raudales en el estadio de 67.000 localidades, todos sin mascarillas ni siquiera respiradores, por supuesto. » En Budapest sólo fútbol, nada de covid» , nos dijo orgulloso el taxista que nos llevó al estadio.
Aunque en el Puskás Arena se anunciaba antes del partido y en el descanso que había que llevar pasamontañas, nadie se emocionó demasiado. El estadio, abarrotado, recibió a los futbolistas checos con un estruendoso aplauso, y la selección ya había suscitado una gran respuesta durante un recorrido por el estadio una hora y media antes del partido. Incluso entonces, la parte checa del estadio ya estaba bastante llena.
El electrizante ambiente impulsó a la selección checa hacia el éxito, y al final fue la caldera checa la que marcó los dos goles. La euforia de los aficionados checos fue total mucho después del partido. En el túnel situado a la salida de las gradas, donde se encontraba el pebetero checo, comenzó otra oleada de cánticos, que duró hasta casi las 9 de la noche.
Fuente: UEFA EURO 2020