Champions League
Momentos memorables: cómo el Liverpool dio la vuelta a la final de la Liga de Campeones contra el AC Milan
En mayo de 2005, se produjo el mayor vuelco en la final de la Liga de Campeones. El Liverpool, con Milan Baroš y Vladimir Šmicer en la alineación, perdía por 0-3 en el descanso ante un AC Milan plagado de estrellas. Pero en la final de Estambul igualó la contienda y se llevó la victoria en la tanda de penaltis.
En mayo de 2005, se produjo el mayor vuelco en la final de la Liga de Campeones. El Liverpool, con Milan Baroš y Vladimir Šmicer en la alineación, perdía por 0-3 en el descanso ante un AC Milan plagado de estrellas. Pero en la final de Estambul igualó el marcador y se llevó la victoria en la tanda de penaltis.
El AC Milan y Carlo Ancelotti se quedaron a las puertas de la final. En semifinales, contra el PSV, avanzaron tras sendos 2-0 y 1-3, sólo gracias a la regla de los goles fuera de casa.
El Liverpool tuvo que pasar por encima de un Chelsea repleto. En los dos partidos de semifinales sólo se marcó un gol en total, obra de Luis García.
Las alineaciones cargadas de los dos equipos
Para que se hagan una idea de los pesos pesados del fútbol mundial de la época. El AC Milan contaba con el brasileño Dida en la portería, el incansable Cafú ocupaba la banda derecha en el cuarteto defensivo, y Jaap Stam y Alessandro Nesta formaban el dúo de contención. En la banda izquierda reinaba Paolo Maldini.
En el mediocampo, Andrea Pirlo, Gennaro Gattuso y Clarence Seedorf rotaban en formación de rombo, con Kaká como suplente. El dúo goleador de San Siro, Hernán Crespo y Andriy Shevchenko, fueron los principales artilleros.
Bajo la batuta de Rafael Benítez, Jerzy Dudek hizo magia entre los tres palos, con Steve Finnan en el lateral derecho, Jamie Carragher y Sami Hyypia en el centro de la defensa y Djimi Traoré en el izquierdo.
Xabi Alonso ejercía de escudo defensivo, con el legendario Steven Gerrard por delante. John Arne Riise trabajó en el extremo izquierdo del mediocampo y Luis García en el derecho. Harry Kewell y Milan Baros se encargaron del potencial goleador.
Un tiempo increíble para el AC, un tiempo terrible para el Liverpool
El partido en sí en el estadio Atatürk Olimpiyat no empezó bien para los chicos de Benítez y el AC, que jugaba de blanco, engrasó su pan en la primera parte. En el primer minuto, el capitán Maldini se adelantó tras un pase estándar de Pirlo.
Sin embargo, no habría sido un horror si los rossoneri no hubieran golpeado dos veces más en los últimos seis minutos antes del final de la primera parte. En ambas ocasiones, Crespo estuvo entre los goleadores, y el tanto del 3-0 en particular valió la pena gracias a un impresionante pase firmado por Kaká.
Cómo debió ser el descanso en la cabaña de los Reds, sólo podemos adivinarlo. Fuera lo que fuera lo que el técnico Benítez les dijera a sus pupilos, ayudó al conjunto vestido de rojo y un equipo completamente distinto salió a la segunda parte.
Segundo acto, ¡el Liverpool acorta distancias!
El técnico español arriesgó e hizo una segunda sustitución al comienzo de la segunda parte, sacando a Finnan y sustituyéndolo por Hamann (la primera sustitución se hizo en el minuto 23, el lesionado Kewell tuvo que ser sustituido por Šmicer – ed.).
En el minuto 54, los jugadores del Liverpool convirtieron la mayor actividad en el primer gol. Stam, de penalti, se quedó a tiro del capitán Gerrard y cabeceó de forma poco convencional. Sólo dos minutos más tarde, justo fuera de los dieciséis, Šmicer se estiró para disparar y sorprendió al guardameta Dida con un tiro cruzado.
De repente, Gerrard y compañía volvieron a meterse en el partido y todos los aficionados presentes con camisetas rojas se sintieron inmediatamente más cómodos en Turquía. Pasaron otros cuatro minutos y, gracias a una polémica entrada de Gattuso seguida de penalti, el trabajo estaba hecho. Directamente desde el punto de penalti, Xabi Alonso falló, pero el remate posterior fue cabeceado sin gracia bajo la tapa del tendido Dida.
Al final del tiempo reglamentario, ninguno de los dos equipos había experimentado más alegrías de gol y se llegó a la prórroga. Sólo Shevchenko tuvo una gran ocasión de marcar tras un precioso centro desde la banda izquierda.
Se elevó idealmente en el aire sobre un balón esponjoso y amenazó la meta de Dudek con un fuerte cabezazo. Pero éste detuvo heroicamente tanto el intento de remate de cabeza como, para asombro de todos los espectadores, el fulgurante remate de Shevchenko, enviando el partido a los penales.
Los penaltis culminaron una final de infarto
En ella, los pupilos de Ancelotti fallaron fatalmente, errando tres de sus cinco intentos. En cambio, el Liverpool sólo cometió un error en la lotería de los penales, y cuando el penalti de Shevchenko fue detenido por Dudek, todo había terminado.
Estambul estalló en un frenesí de celebraciones que había parecido completamente surrealista apenas una hora antes. El AC Milan tuvo que esperar hasta 2007 para conquistar su séptimo título, y para el Liverpool fue su última victoria en la Liga de Campeones hasta dentro de quince años.
Fuente: UEFA