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Champions League

El triste declive del Barcelona. Un estilo de juego perezoso y sin tiros a puerta. ¿Volverán los catalanes a lo más alto?

El Barcelona perdió 0:3 en casa contra el Bayern de Múnich en la primera jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, pero la peor constatación para los aficionados es la inútil actuación de los catalanes, que ni siquiera tuvieron un tiro a puerta en todo el partido. ¿Estamos asistiendo al gran declive del Barcelona?

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El Barcelona perdió 0:3 en casa contra el Bayern de Múnich en la primera jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, pero la peor constatación para los aficionados es el pobre rendimiento de los catalanes, que ni siquiera tuvieron un tiro a puerta en todo el partido. ¿Estamos asistiendo al gran declive del Barcelona?

Hace diez años, el Barcelona tomó el mundo por asalto. Pep Guardiola creó una máquina que arrollaba a un rival tras otro con su famoso tiki-taka. Miles de pases, multitud de ocasiones, el trío Xavi-Iniesta-Messi reinaba.

Casi parecía que los jugadores no se esforzaban demasiado. Este último, en particular, se paseaba a menudo, pero cuando tenía el balón hacía algo brillante. Este estilo de juego, que se basa en gran medida en la enorme calidad individual, no ha sido cambiado por el Barcelona hasta el día de hoy.

Pero el fútbol moderno es otra cosa. Muchas acometidas, enorme intensidad, cada entrada llevada al límite, así es exactamente como juega el Bayern de Múnich, que un año después volvió a burlarse del Barcelona. El año pasado fue 8:2, ahora los alemanes han regalado a los catalanes 3 goles en su sagrado Camp Nou.

Por momentos casi parecía que el Barcelona estaba jugando un fútbol perezoso. Pero ya no tienen a Xavi, Iniesta e incluso Messi en su plantilla. No había nadie en el campo capaz de superar al rival con sus genialidades y salir con algo inesperado.

Los culés ni siquiera tiraron a puerta en todo el partido, lo que es la primera vez en la historia de la Liga de Campeones. El club está sumido en una enorme crisis y el periodo estival de fichajes ha sido una muestra de ello. Sobre todo el último día, cuando el Barcelona expulsó a Antoine Griezmann y dio entrada al suplente del Sevilla Luuk de Jong.

Su adquisición es lo más incomprensible, porque no encaja para nada en el estilo de juego de los blaugranas. El delantero de 188 centímetros de altura no es un velocista, ni encaja mucho en la combinación. Su mayor baza es su movilidad en el área, pero el Barcelona no juega al estilo de centrar todos los balones al área a delanteros altos.

El Barcelona está sencillamente en una crisis de la que todavía no hay salida. La salida podría estar en la famosa academia de La Masía, sólo que eso requeriría que el entrenador Ronald Koeman confiara más en los jóvenes. Los jugadores como Ricky Puig podrían hablar de cómo está matando su talento en el banquillo.

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