Dembélé se queda en el Barcelona y acepta una reducción salarial

La saga del enfado de Dembélé por un aumento de sueldo o irse a otro sitio ha terminado, pero con un resultado distinto al esperado y, sobre todo, al que esperaba el propio futbolista francés. Tras quince días sin comprometerse, ha firmado un nuevo contrato de dos años en el Camp Nou.

En los últimos cinco años, es decir, desde que el entonces veinteañero Ousmane Dembélé pasó del Dortmund al Barcelona por 140 millones de euros, hemos visto la mejor versión del francés bajo la dirección de Xavi. Prueba de ello fueron las 13 asistencias en 21 partidos de liga la temporada pasada.

Sólo que, junto a lo voluntarioso que se mostraba sobre el terreno de juego, él y su agente fueron exactamente lo contrario a la hora de negociar la ampliación de su contrato que expiraba en la capital catalana. En lenguaje numérico, siguiendo a la directiva del club, exigieron un salario anual de 20 millones de euros más una prima de fichaje de 40 millones en un nuevo contrato para Dembélé.

Unas condiciones totalmente inaceptables para un Barça ahogado en deudas, por supuesto. La dirección del club rechazó así de plano las exigencias y aceptó el hecho de que la temporada 2022/23 será ya sin el ex jugador del Rennes.

A finales de junio expiraba el contrato de Dembélé con el Barcelona y era de esperar dónde acabaría recalando el veloz extremo. Se trataba principalmente del Chelsea londinense, cuyo entrenador, Thomas Tuchel, recuerda bien las habilidades de Dembélé de su etapa juntos en el Dortmund, el París Saint-Germain y el Bayern de Baviera.

El contrato recién firmado asegura los servicios de Dembélé al Barça hasta 2024 y supone para el internacional francés un salario un 40% inferior al que venía percibiendo en el corazón de Cataluña. También hay nueva competencia para él en la banda derecha con la llegada de Raphinha, del Leeds.

Sin embargo, ha sido en el rendimiento del campeón del mundo en 2018 en el que más ha confiado Xavi Hernández, dándole mucha libertad sobre el terreno de juego, lo que ha permitido al futbolista de los dos pies girar la cabeza de más de un jugador rival en muchas ocasiones. Además, el francés sólo tiene veinticinco años, por lo que cabe suponer que su mejor versión está aún por llegar.

Fuentes: Goal, Transfermarkt