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Fútbol

Alemania no disputará ningún partido oficial hasta la Eurocopa 2024, ¿podría esto perjudicar al equipo?

Alemania no logró ganar su tercer gran torneo consecutivo. Tras ganar el Mundial 2014, las semifinales de las Eurocopas 2012 y 2016, o incluso ganar la Copa Confederaciones 2017, se estrellaron en el Mundial 2018 en la fase de grupos, se fueron a casa tras los octavos de final en la siguiente Eurocopa de Gran Bretaña, y todos tenemos el recuerdo vivo de su eliminación en la fase de grupos del Mundial del año pasado. La próxima cita es su Eurocopa de casa, donde tendrán una motivación extra para dejar atrás los fracasos de años anteriores. Pero la clasificación automática para el torneo de casa podría resultar un gran hándicap.

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Alemania no logró ganar su tercer gran torneo consecutivo. Después de ganar el Mundial de 2014, las semifinales de las Eurocopas de 2012 y 2016, o incluso de ganar la Copa Confederaciones de 2017, se estrelló en el Mundial de 2018 en la fase de grupos, se fue a casa tras los octavos de final en la siguiente Eurocopa, y todos tenemos el recuerdo vívido de su eliminación en la fase de grupos del Mundial del año pasado.

La próxima cita es su Eurocopa de casa, donde tendrán una motivación extra para dejar atrás los fracasos de años anteriores. Pero la clasificación automática para el torneo de casa podría resultar un gran hándicap.

La selección alemana atraviesa un periodo difícil. No sólo ha cosechado una serie de fracasos al más alto nivel, sino que la selección de nuestro vecino del oeste atraviesa lo que podría describirse como una crisis de identidad.

Tras el fracaso en dos campeonatos consecutivos y la aridez general que mostró la selección, el seleccionador Loachim Löw ha dejado su puesto en el banquillo. Esto debería haber supuesto cierto alivio tras sus quince años como seleccionador.

Se esperaba que su sucesor, Hans Flick, al igual que hizo con el Bayern de Múnich, quitara el balón imaginario de los pies de los jugadores y empezara a explotar el verdadero potencial del equipo.

También se esperaba que el nuevo entrenador fuera capaz de resucitar al equipo y conducirlo hacia un mañana mejor. Sin embargo, tras un comienzo prometedor, se hizo evidente que Hans Flick seguía buscando a su mejor opción, no sabía en qué jugadores apoyarse y, lo que es más importante, era incapaz de encontrar respuestas a unos cuantos problemas concretos y muy evidentes. Todo esto resultó en una Copa Mundial 2022 fallida bajo su supervisión (cubrí las razones de la temprana eliminación de Alemania con más detalle AQUÍ).

Así que la selección alemana está atravesando una especie de periodo de transición. Todavía sin un delantero punta perfilado o una pareja de stopper fija desde el final de Boateng y Hummels, los pilares de siempre Thomas Müller y Manuel Neuer se acercan al final de sus carreras en ataque y defensa a través del fútbol nacional. El envejecido Ilkay Gündogan entra en el mediocampo y Marco Reus también está siempre al margen de la nominación.

Y mientras que este cuarteto antes mencionado, complementado por hombres como Toni Kroos, que ya ha puesto fin a su carrera en la selección, tienen sus mejores años a sus espaldas, la nueva generación venidera, en torno a Jamal Musiala, Florian Wirtz o Youssouf Moukoko, aún no ha crecido en su papel. En medio de este cambio de guardia se encuentra una cosecha de «noventa y cinco años», en torno a Joshua Kimmich y Leroy Sané, que están pagando el precio de este proceso demasiado largo y doloroso.

El fútbol alemán pasó el otoño en un ambiente de expectación y esperanza de que el Mundial fuera una especie de ensayo general antes de la Eurocopa nacional. Que ofrecería a los jóvenes talentos una experiencia incuestionable, que luego evaluarían ante sus propios espectadores. Que unirá a todo el equipo y mostrará una dirección clara. Que sería una especie de ensayo general.

Sin embargo, nada de esto ha sucedido, y a día de hoy seguimos sin saber si Thomas Müller aparecerá en la Eurocopa 2024 y en qué papel. No tenemos ni idea de quién liderará el ataque manifiesto. No tenemos ni idea de cómo se compondrá la defensa con un puesto de lateral derecho tan doloroso. No sabemos quién complementará a Kimmich con Goretzka en el centro del campo. Y no sabemos mucho más. Sobre todo, si Manuel Neuer volverá a la portería de la selección o si finalmente le pasará los guantes.

Y en este ambiente de incertidumbre, Alemania afronta una de las mayores citas del panorama nacional, la Eurocopa, que acoge en casa dentro de año y medio. Y para empeorar aún más la situación, el próximo partido oficial que disputará la selección de Hans Flick será el «inaugural» de la citada Eurocopa.

Alemania, como país anfitrión, tiene asegurada su participación. Así, no tendrá que pasar por el proceso de clasificación en el que podría haber competido en un entorno competitivo, por lo que perderá tanto la oportunidad como la experiencia.

Tampoco tendrá más partidos en la Nations League. Tras quedar terceros de grupo por detrás de Italia y Hungría, este torneo ha terminado para ellos en la presente edición y la siguiente arrancará tras disputarse la fase final entre los citados Italia, Croacia, Holanda y España.

Además, la nueva Nations League no empezará hasta después de la Eurocopa 2024, e incluso en este caso los alemanes no podrán contar con un calendario de partidos completo.

La preparación para el torneo se hará, por tanto, en forma de partidos amistosos. Por un lado, estos permiten probar diferentes alternativas, ya que si no funcionan, no tendrán absolutamente ninguna repercusión.

Sin embargo, es precisamente esta falta de consecuencias la que lleva a un ritmo relajado en los amistosos, a un menor compromiso y, en consecuencia, no prepara a la selección para el verdadero partido que les espera en el verano de 2024, ante unas gradas repletas de aficionados locales que, tras años de decepciones, están llenos de expectativas de que el éxito llegue por fin en su entorno.

Fuente: Selección alemana de fútbol, FIFA

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