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Fútbol

Una ventana al pasado: el Balón de Oro checo ha descubierto la Indonesia futbolística del pasado

Los jugadores nacionales checos Ondřej Kúdela y Michael Krmenčík jugarán en la lejana Indonesia, un país exótico y bastante inexplorado en términos futbolísticos para los ciudadanos checos. Literalmente pioneros checos, que exploraron tierras desconocidas en términos futbolísticos y humanos, fueron Josef Masopust, Balón de Oro de Europa 1962, y su ayudante Milan Bokša en 1989-1991.

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Los jugadores nacionales checos Ondřej Kúdela y Michael Krmenčík jugarán en la lejana Indonesia, un país exótico y bastante inexplorado en términos futbolísticos para los ciudadanos checos. Literalmente pioneros checos, que exploraron tierras desconocidas en términos futbolísticos y humanos, fueron Josef Masopust, Balón de Oro de Europa 1962, y su ayudante Milan Bokša en 1989-1991. Se encargaron de la preparación del equipo olímpico del país insular.

Sus familias les acompañaron en el largo viaje, por lo que primero investigaron las condiciones a las que llegarían. » Era una zona absolutamente desconocida para nosotros en aquel momento, nos preocupaba mucho», admite Bokša. » Josef aprovechó la oportunidad para venir a echar un vistazo primero», el subcampeón del mundo de 1962 se dispuso a explorar por primera vez.

Volvió tranquilizado, con todos los temores disipados. » Dijo que la seguridad para nuestras actividades, especialmente el alojamiento para la familia, estaría bien, de hecho muy por encima del nivel al que estábamos acostumbrados cuando aceptábamos algunos compromisos fuera de casa», recuerda Bokša. » Los servicios médicos, la escuela para los niños, el alojamiento, el hospital, todo era insuperable», reconoce la atención de los anfitriones.

No iban de viaje turístico, venían a trabajar: a preparar el equipo olímpico. Para ello, necesitaban unas instalaciones adecuadas. «La calidad de las superficies era mala, como jugador no me gustaría jugar en esos terrenos, y las instalaciones de entrenamiento eran inadecuadas», recuerda Bokša.

No obstante, admite que en treinta años han cambiado muchas cosas en Indonesia. » Mi mujer estuvo en Indonesia hace doce años, y ni siquiera reconocía algunos de los lugares en los que estuvimos», señala.

Descubrieron que los aficionados locales aman inmensamente el fútbol. » Me sorprendió su devoción», admite Bokša. «A pesar de ser un país pobre en comparación con el resto del mundo, iban al fútbol. Veinte mil espectadores por partido no era inusual. No sé cuánto costaba la entrada, dado su coste de vida, pero tenía que ser bajo para que se lo pudieran permitir. No tenían grandes comodidades en los estadios, las gradas eran sobre todo para estar de pie, pero les gustaba el fútbol», señala.

Y no eran exigentes. «Tenían una alegría indisimulada en cada acontecimiento que salía bien», recuerda Bokša. «Me recordaban a los niños pequeños. Como cuando en el partido entre el Sparta y el Glasgow Rangers sólo se permitió la entrada al estadio a los más pequeños, ése era el ambiente «, explica. «Estaban entusiasmados, aplaudían, coreaban. Se divertían. Sin violencia, era divertido para ellos», añade.

Sin embargo, las condiciones climáticas tropicales son bastante incómodas para los jugadores de la templada zona centroeuropea. «Pero la gran ventaja es que la temperatura oscila entre 30 y 30 grados durante todo el año. Sólo necesitas una camiseta y unos pantalones cortos, eso es todo lo que necesitas», experimenta Bokša de primera mano.

«Pero incluso en Indonesia es aconsejable entrenar temprano por la mañana o hacia el atardecer, cuando se pone el sol. Los futbolistas checos tampoco están acostumbrados a eso. Nos fuimos a entrenar a las cinco de la mañana. Además, las fuertes lluvias, que también pueden afectar a la preparación», recomienda.

Ondřej Kúdela y Michael Krmenčík son los primeros jugadores checos que experimentan la máxima competición indonesia en el Persija Yakarta, el club más grande de Java.

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